No se asusten porque no es esa, ni aquella, ni es nadie en particular. Ella está ahí, jurungando la tranquilidad. No sabe de tratos, ni de pecado, ni de moralismo, es el secreto de todos los géneros. A pesar de los temores que quieren estrangularla sigue incoercible, esperando una noche, o un día, o quizás un descuido para iniciar el toque que delata que la pasión siempre necesita respeto.
Se tongonea sin son ni ton y, con su cara bien lavada, está convencida de estar tatuada en un lugar en donde no llega el embuste. Se dice así misma "Sobran quienes matan las ganas con la frialdad de la razón y la horca de la culpa. Abundan las excusas y pululan los motivos pero, de aquello, hay que tener una postura clara entre tantas miradas"
La llaman La Prosti, así mismo, La Prosti...con sus atributos de libertina para ser acusada de atrevida y alérgica al juramento de entrega absoluta. No le interesa que la señalen con los dedos. Eso sí, es curiosa, pega las orejas a cuantas ventanas de vecinos encuentra en el camino, y se asombra como se han hecho especialistas en truncar sus inquietudes. Se infla jactándose de no traicionarse y su única verdad es que es ella, aún entre tormentas y desprecios. Es más, se ríe cuando entre chismes de vecindario la llaman "La Perdida"
No es traicionera, solo enseña a quienes la viven a ser auténticos para que dejen de mentirse y que se quiten el vestuario de temores y sientan que la fantasía es parte de la obra. Le fastidia cuando tiene que luchar contra el miedo a ser libre y, cuando se decide, descubre que detrás de lo habitual hay emociones diferentes que se oponen a la agonía.
Para ella, la fidelidad fue inventada para amarrar más que para dar dicha. Ese decreto de ser para ti en la eternidad es harto baboso que se pierde entre tantos juramentos y, en un pestañear, se desfigura el aroma de algo que una vez fue prometido. Su trajinar le ha enseñado que tiene amigos arropados por el velo de la crueldad al jurar ser fiel cuando la verdadera fidelidad, ni se busca ni se promete.
La Prosti, se da el tupé de iluminar el escenario segura de encontrar un hastiado de ver y sentir lo mismo, que se apresuró a unirse sin antes medir las consecuencias de no abrir su tabú que arremete contra las fuerzas de las emociones que endemonian la verdad que le late ahí adentro. Siempre estará para recordar que hay pasiones que los otros desean compartir, y que lo que se piensa en el día no es lo que se siente en la noche.
Asimila que el pecar es una interminable diatriba entre lo que es bueno y es malo y que es inherente al ser humano porque, de lo contrario, la existencia sería un rotundo aburrimiento. La Prosti, sabe lo que es ajeno y lo que es traición pero, también sabe que la evolución depende de cómo se trabajan los fantasmas que habitan ahí adentro .
Ella no se engaña, sabe que el demonio es la piel y su deseo. Que estamos hechos de lujuria que palpita en nuestro ser. La lógica, la discreción y la educación, inculcan una cosa pero lo que está ahí, cubierto, siente diferente,
Su magia es que se niega a un alma gélida acurrucada por el aislamiento. Su verdad, es que todos tenemos siempre algo que dar y recibir.
Se les quiere.