No ha sido fácil llegar a éste sitio pero llegué. Los obstáculos han sido abundantes y grandiosos en su pedagogía y más cuando me incentivaron a amar la responsabilidad conmigo mismo que ha resultado mi gran maestra. Es necesario tratar de llenar esa interminable exigencia del alma y disfrutar lo que los otros rechazan para sentirse realmente vivo en éste escandilado mundo con sus estrambóticos ofrecimientos.
Aunque no lo crean la Soledad, la Luna y este Servidor nos hemos hecho grandes confidentes porque, después de rechazos y miedos, nos sentimos necesarios para materializar juntos ese maravilloso viaje mágico al placer por sentirme armónico con una de las grandes creaciones del universo, ser un humano que estima lo que muchos seres niegan en su existencia. Cuando la Soledad y La Luna están carentes de atención, no sé cómo hacen pero, me buscan y con el mayor amor del mundo las acompaño. Ellas saben cuando las necesito y las despacho cuando me resultan un tanto insistentes tratando de fastidiarme con sus cantaletas de que es necesario alguien más.
Cuando el trajín asume distanciarme de mi mismo es como si ellas intuyeran que algo sucede y de repente aparecen sin tocar puertas, ni pedir permiso y así iniciamos transformar cuentos e historias que dificultan la fluidez de la paz y el amor. Y, para sorpresa de muchos, nos reímos y nos abrazamos y siempre terminamos en algo misteriosamente bonito que reconforta un no sé qué en mi interior. Pues, en una de esas tertulias místicas, entendimos que tengo algo peculiar en la vida que hay que celar de las exigencias triviales de una sociedad hinchada de crueles esquemas que impiden ser libre ya que, de un sólo sopetón, me pueden hacer claudicar porque no puedo jamás obviar que soy un débil humano.
Los tres, la Soledad, la Luna y este Servidor, cuando iniciamos ese delirante viaje mágico nos inventamos cada tema que, para serles franco imagino a eruditos, a correctos y responsables, los inteligentes y elaborados, es decir, a todos mirándome desconfiados. Y, entre tantos temas que pululan con la intención de dar dicha, hemos hecho predilecto uno que no le interesa ni profesiones ni condiciones, ni machos ni hembras ni amigos ni enemigos, ni razones. El tener o no tener sencillamente se pueden ir al demonio y, eso de las religiones son las menos interesadas en conocerla. Así es de libre la Espiritualidad.
Una espiritualidad que no tiene forma ni tiempo, ni culpa ni pecado, ni fin pero si un inicio que amerita, cual bebe, ser acariciada, protegida y amamantada. Y así, descubrí que si soy capaz de hacer el viaje mágico conmigo mismo y que es el secreto para alcanzar ésta hermosa energía que tanto llena mi espacio.
Hoy, aunque pareciera una pedancia, converso sin angustia con la Soledad, que sumerge a muchas almas en un intrincado mundo de temores, para animarla cuando se siente triste por el rechazo de tantos seres que no terminan de comprenderla y la han hecho hasta enemiga. Y también, abrazar e inyectarle mi tranquilidad a la Luna para que no decaiga en su labor de recordarle al mortal de qué verdad está hecha su alma emocional y que, no desista de su curioso trabajo de aproximar la noche para que cada quién viva sus sueños ..!
Se les quiere.
Ricardo