Entonces, se va forjando una personalidad diseñada por muchos mortales con la intención de que se adapte en eso que se llama sociedad. Con el tiempo, inmerso en el gentío, se van sucediendo eventos que van acumulando un sin fin de cosas donde la competencia y la lucha eterna es la tarea a cumplir. El estar satisfecho no se asoma porque siempre hay un algo que no se ha hecho "Hay un no sé qué pero falta algo, y siempre afanado haciendo algo para llenar un no sé qué que nunca llena". La palabra conforme no está permitida en su diccionario de vida porque es sinónimo de fracaso, o de no tener metas, o de ser un descuidado a los aplausos del mundo.
Así es Ego, esa estructura mental, psicológica, o como se quiera encapsular, que domina el todo, y todos sabemos de su existencia pero son muy pocos los que tienen idea de lo que es capáz de hacer con tal de evitar la unión entre los humanos; y, más aún, casi tdos ignoran ese poder que se da el tupé de silenciar la sagrada voz interior. Es como un fantasma esmerado en hacernos saber que estamos perdidos porque, por más que no se quiera, nos hace sentir que algo no es nuestro ya que vivimos calcando vivencias ajenas.
Independientemente de su orgullo, de su arrogancia y de las apariencias, Ego se viste de miedo. Miedo porque siempre está comprometido con los demás; miedo porque nunca hay la tranquilidad de haber logrado el todo; miedo a conocer lo que es desprendimiento. Tiene miedo a desconectarse de lo externo pero también es miedo a conectarse con lo interno; miedo a escuchar esa verdad desplazada durante tanto tiempo que solicita a gritos ser oída, sentida y fundamentalmente acariciada. Es miedo al convencerte que pueden haber miles de guías, charlas, libros, culturas milenarias y religiones, todas con las mejores intenciones pero nada, absolutamente nada, desplaza que eres único y que no hay fórmula mágica para encontrar el camino porque éste llega sin ser buscado y cuando menos lo esperas.
Ego, es un tema un tanto difícil de entender pero no porque sea complicado, sino porque llega el momento de la vida que amerita hacer cosas contrarias a lo que está acostumbrado hacer, por ejemplo, ser humilde consigo mismo, honesto consigo mismo, tener valor de dejar ataduras de cualquier orden y, no puede faltar, decir las cosas desde la verdad en su justo momento sin mirar al piso. Pero, para quién desee ser auténtico tendrá que asumir la reflexión profunda como tarea diaria, porque la reflexión superficial es propia del mismo Ego, y que se tenga la agudeza y gallardía de saber que es un trabajo que puede herir suceptibilidades porque no a todo el mundo le agrada su transformación.
Alégrate, cuando aparezca esa angustia que hace inquietar el corazón, el cuerpo y el alma. Eso que produce sinsabores, insomnio y ganas de ver y sentir algo diferente y mandar al vecino, al amigo y hasta tus hermanos al infierno porque está llegando la llama de diferenciarte de los demás. Aquí se necesita darle freno a Ego en un ambiente arropado por la tan rechazada soledad y su silencio que permita aquietarte, escucharte y arrullar lo más grande que ha creado Dios, Tú ser. Simple, es tú trabajo de vida.
Se te quiere.