viernes, 24 de junio de 2016

las cosas del amor..

Muy probable que me tilden de temerario, o demente, o de un ser que no tiene afectos o, en el mejor de los casos, de un iluso empedernido. Todo porque tengo un concepto del amor que no es fácil precisar en un mundo en dónde nos debatimos entre ser y creer ser, entre sentir o no sentir, entre ser auténtico o adulterado.

Definir el amor se dificulta cuando, en realidad, no hay algo más  sutil y sin tantos adornos que éste sentimiento; tan es así, que parece acecharnos desde un lugar mágico irradiado desde el Universo tratando de poseernos en el más pequeño descuido. Sin embargo, y sinceramente, no creo que éste sentir tan desnudo, dispuesto a dar sorpresas y eternizar el deseo de continuar, sea cómodamente asimilado ya que parte de su magia es hacernos padecer una suerte de alegre locura !no sé por qué pero siento que no soy yo. Creo que camino por encima del cielo!

Simple, es una de las grandes obras que no es elaborada por el mortal, lo enfrenta a su lógica quitándole el sueño para que disfrute el insomnio. Es muy sencillo pero las trivialidades impiden demostrarlo tal cual és, sin explicaciones con un toque de infantil ingenuidad.

Es una de esas vivencias por la que provoca continuar y por la que realmente llora el alma. Estimula a no darnos por vencido seguros de estar poseídos de la eternidad.

Pero, tal parece que la incoherencia humana no está preparada para tanta belleza. Nos esmeramos en ser lo que no somos con tal de alcanzarlo, sin darnos cuenta que mientras más se intenta menos se logra porque el amor es así, imprevisto, envuelve, ciego, es muy raro. Inmensamente auténtico para comulgar con la mentira. No se construye, simplemente llega.

Por ahí persiste la malamaña de jurar amor eterno sin entender que es como un ave que alza vuelo cuando se pretende encarcelarlo en un rosario de teorías. Sin embargo, sus tentáculos son tan poderosos que cuando tiene la ocasión de tomar al hombre lo invita a que lo experimente, aunque sea una vez en su tránsito por éste planeta, para que diga con propiedad lo que es vivir. Eso sí, cuando sucede, nada, entiéndase bien, nada, borra la huella que deja en el alma.

Eso de que el ser humano hace el amor cuando quiere o deja de querer es una de sus fantasiosas arrogancias. No ha entendido que éste sentimiento sale de un lugar desconocido para darlo a un desconocido, en un instante desconocido y es ahí parte de su libertad. El amor es tan él que llega y se va, sin pedir permiso.

Hemos tenido miles de intenciones de enamorarnos pero, el temor inventa excusas antes que decir "estoy enamorado". Lo necesitamos, lo buscamos, lo consideramos vital pero, cuando vibra de cerca la gran desconfianza que tenemos, no de la otra persona, de nosotros mismos, nos toma para quedarnos en el tan temido vacío.

Se les quiere.



jueves, 9 de junio de 2016

La Luna y yo

Hola mi amada Luna, no te he olvidado, jamás podría olvidarte, es imposible porque respiraría con sangre fría en las venas, y eso no me queda nada bien. Sencillamente he tenido que ausentarme con tantas distracciones y, es por ello, que te pido que le coloques freno al tiempo, porque tengo que confesarte varios secretos y no quiero que el bullicio del amanecer nos quite intimidad.

Hay inquietud porque  en mi alma  hay ganas de ser desperdiciándose bajo los escombros del miedo. Creo inmensamente en Dios y peleo para que la duda no marchite mi Fe pero, me gustaría preguntarle ¿por qué en ocasiones siento que no pertenezco a ésta casa dónde vivo? Todos me dicen que no puedo arreglar el mundo, y reflexiono ¿será por eso que no deseo morir pero tengo mucha duda de continuar?

Aquí entre nos, no creo que el entorno impaciente sepa mucho de lo que en mí vive y deja de vivir. De repente, se imaginan que deleitarme de mi mismo es porque estoy sólo y no han comprendido que desde aquí, desde mi guarida, estoy maquinando cómo ayudar a un perro que vi extraviado y, para mi, ésto es parte de arreglar el mundo.

No aspiro guardar secretos porque eres mi gran secreto. Me dices las verdades en los sueños, me informas dónde están mis locuras, lo que quiero cambiar, cuales son esas aspiraciones y, lo capital, me dices que engañar es engañarme y que tenga cuidado si me acostumbro a ello porque es el constructor de mis sombras.

Sabes que nunca he dejado de ser romántico y me gusta porque, a pesar de mis fantasías infantiles, no quiero que se pierda ese deseo de disfrutar algún día un amor verdadero. Ese amor estrafalario que no tenga límites, ni razón, ni se piense mucho, para que no me de miedo de sentirlo. No quiero ser la continuación de aquellos que corren detrás del amor que al encontrarlo les da terror enomorarse. Estoy comenzando a creer que el final del cuento, es que no amamos; tratamos, pero no lo logramos. Tan es así. que confundimos amor con pasión y cuando ésta desaparece, aparece la costumbre. Y no hay cosa que humille y destruya tanto al amor que la costumbre.

Te pido que nunca permitas que deje de sentir, sería un esclavo de la mentira y no le veo sentido a una existencia tan falsa. Quiero conocer seres que vivan y no le tengan miedo a volar. Quiero estrechar las manos de humanos dispuestos a ser auténticos con su esencia, siendo humildes aceptando que llorar es tan necesario como reir  Conocer al ser que deje un instante las palabras de lado y que sus acciones me hagan sentir que hizo algo por ambos. Sencillamente, esa persona que alimente compañía y no haga más hondo el vacío.

Amada Luna, ¿imaginas ese día dónde los seres no tengan miedo de dar y que yo no tenga miedo de darles lo que también ando buscando, el amor?

Te amo Luna...