domingo, 2 de octubre de 2016

El viaje


Permítaseme echarles un cuento. Es el cuento de un gran viaje, si les hablo en primera persona es porque es mi experiencia, no de otra persona. Lo que sí estoy seguro, es que todos pueden hacer ese viaje.

Son muchas las cosas que la inquieta mente se pregunta, algunas tienen respuestas y otras esperan para un después. Es difícil encontrar explicaciones a todo sin caer en el terreno de las especulaciones. Hay momentos que no sé si se tratan de simples curiosidades, o es de ir más allá buscando algo diferente a lo que se ve o lo que se siente. Tampoco se trata de que alguien me diga que es por aquí o es por allá, ya que estoy convencido que la vida no se limita a nacer, crecer y multiplicar. Dentro mi, siento que hay algo que no tiene fin..

Este constante ir de un lugar a otro, recibiendo las mismas respuestas y repitiendo lo mismo desde que me acuesto hasta que me levanto, y con ese ánimo de encontrar ciertas explicaciones, decidí hacer algo diferente. Por lo que consideré oportuno desligarme de esa latosa y exigente cotidianidad, buscando un espacio y el instante para sentarme frente al mar acompañado de las estrellas y la iluminación de la luna.

Entonces, sentado en la arena, y ayudado por la Divinidad se hizo un ambiente misterioso, invadido por ese olor a mar, dando paso a que algo desconocido invite a desconectarme de mis miedos. Por lo que decidí ser valiente dejando que la mente se aísle aquietando los pensamientos. Estaba seguro que algo enigmático me arropaba  para darme seguridad, y sólo escuchaba ese silencio que me murmuraba !no te asustes¡

No sé si fue una meditación, relajación o un trance, no lo quiero etiquetar. Lo interesante es que asumo no pensar, ni preguntar, ni desear nada, para experimentar ser parte de un todo seguro de no hacerme daño, ni que me hicieran daño. Y, a medida que el firmamento me daba confianza, me sentí poseído por una extraña paz rumbo a un viaje fuera de éste mundo. Reconozco que estuve un tanto confundido porque no sé si estaba dormido, despierto o entregado a algo diferente; sin embargo, todo se fue aclarando a medida  que me relajaba.

De repente me atrapó un bienestar, un asombro, al descubrir que mi mente no es tan sólo pensar o dejar de pensar. Que va más allá de mi cuerpo, de los límites, del sí o del no. Es un escenario infinito donde todo es verdad y no es necesario el engaño. Guarda secretos de cosas que se han dejado de hacer, de timideces, de dolores y sinsabores pero, eso sí, de grandes deseos. Es el secreto de aquello que no quiero que los otros se enteren. Supe, que es mi alma íntimamente unida al alma universal.

Ahora entiendo por qué nunca morimos y que nacimos de un misterio para perpetuarnos en el mismo misterio. Comprendo que ese viaje se inició porque la vida, con su inquebrantable nobleza, me pidió conocer, aún estando aquí, las posibilidades enormes de paz y la infinita dimensión de mi alma. Algo así, de que todo está dentro de uno, sólo basta buscarlo.

Ahora, digo que es mi viaje, no es el viaje de los otros. Cada quién sabrá cuándo, cómo y con quién hacerlo. Que el mar, las estrellas y la luna, son creaciones que, al igual que yo, quién también es una creación, trabajamos juntos para lograr ese viaje extraordinario hacia la intimidad del Ser con el Universo.

Se te quiere.







3 comentarios:

  1. hermoso y llama a la reflexión. Gracias por existir Ricardo.

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  2. Ricardo,siempre queriendo ayudar a la humanidad. Excelente escrito

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  3. Estimado, excelente escrito. Esa imaginación que te coloca como en una mazmorra sin dejarte descansar solamente ha servido para perpetuar tu inmenso deseo de ayudar a los demás. Me alumbras con éste escrito. Se te respeta

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