martes, 9 de marzo de 2010

reflexión

Independientemente de los tumultos en que vivimos siempre se escucha una voz que dice que no importa con que idioma se nace, que lo importante es que se es parte del mundo. El estar aquí, en éste planeta, es un acontecimiento de fuerzas emanadas de un misterio que se fundieron un día y en una hora determinada para materializar la existencia.

Así, el Cosmos deja plasmado, una y otra vez, su gran poder en un punto y en un momento preciso para darle continuidad a la raza humana. Cuando un corazón late es parte de la grandeza universal ya que es importante para la totalidad cósmica. Y el Cosmos sabe que creamos la historia, el mito, la filosofía y la religión; que materilizamos la creatividad y que insistimos en la búsqueda de la misión de la vida y que siempre estaremos inquietos porque existe el infinito.

Todo nacimiento tratará, esté donde esté, de encontrar lo que parece una utopía, la Paz y el Amor como formas de existir. Luminarias creadas por Dios con delicadeza y perseverancia para que sea alcanzada por la insastifacción humana. Ninguna vida tendría sentido si no estuviera necesitada, consciente o inconscientemente, de buscarlas.

Entonces se hace confuso el camino en la búsqueda de ese equilibrio interior porque, entre tantas trastadas e incertidumbres, al final, siempre falta ese algo a quién no está en paz consigo mismo y no estima su Ser. Y así, la represión y el dolor se apoderan del modus vivendi para destruir y no construir. Desde aquí se diseña la envidia y se desea lo ajeno.

No hay títulos ni glorias, ni parejas ni soledades, ni eruditos ni ignorantes, que tengan quietud si la Paz y el Amor no se mezclan con sus aspiraciones personales. Es una tarea existencial que no se agota aunque las señales demuestren lo contrario. Quién aspire encontrar al Creador deberá conocer éste camino.

Y esa voz que nos habla nos alerta que cuando las mujeres y los hombres sientan realmente su importancia, percibirán las sutilezas de las vibraciones cósmicas entrelazadas con las energías que emanan de ellos. Y es aquí, cuando sentiremos como se altera la fluidez de la totalidad por el atropello de una bala que sale de un alma enferma, de la desarmonía que origina un entendimiento cediendo su lugar a una riña y la desgracia que origina un grito.

Pero, la bondad y la sabiduría infinitas de la Divinidad, le da ódenes a la Luna a que prepare el escenario propicio para que el alma humana se separe del tumulto y solicite conversar con la reflexión. Entonces, ese ser sabrá lo que significa la trascendencia de la muerte y el volver a nacer para evolucionar.

Y como el Sol no desea quedarse atrás le pregunta a la Divinidad ¿ Y Yo dónde quedo en todo ésto? por lo que responde la Divinidad ¿Te parece poco éste nuevo estado de conciencia? !Eres la Luz de ese ser que decidió amarse y estar en paz consigo mismo...!

Se les quiere.

04143282323




3 comentarios:

  1. Muy bueno, de verdad que si. Muchas veces, dejamos de escucharnos a nosotros mismos pues estamos demasiado ocupados prestando atención a lo que dicen y quieren los demas.

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  2. Excelente escrito, gracias por eso.

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