jueves, 9 de junio de 2016

La Luna y yo

Hola mi amada Luna, no te he olvidado, jamás podría olvidarte, es imposible porque respiraría con sangre fría en las venas, y eso no me queda nada bien. Sencillamente he tenido que ausentarme con tantas distracciones y, es por ello, que te pido que le coloques freno al tiempo, porque tengo que confesarte varios secretos y no quiero que el bullicio del amanecer nos quite intimidad.

Hay inquietud porque  en mi alma  hay ganas de ser desperdiciándose bajo los escombros del miedo. Creo inmensamente en Dios y peleo para que la duda no marchite mi Fe pero, me gustaría preguntarle ¿por qué en ocasiones siento que no pertenezco a ésta casa dónde vivo? Todos me dicen que no puedo arreglar el mundo, y reflexiono ¿será por eso que no deseo morir pero tengo mucha duda de continuar?

Aquí entre nos, no creo que el entorno impaciente sepa mucho de lo que en mí vive y deja de vivir. De repente, se imaginan que deleitarme de mi mismo es porque estoy sólo y no han comprendido que desde aquí, desde mi guarida, estoy maquinando cómo ayudar a un perro que vi extraviado y, para mi, ésto es parte de arreglar el mundo.

No aspiro guardar secretos porque eres mi gran secreto. Me dices las verdades en los sueños, me informas dónde están mis locuras, lo que quiero cambiar, cuales son esas aspiraciones y, lo capital, me dices que engañar es engañarme y que tenga cuidado si me acostumbro a ello porque es el constructor de mis sombras.

Sabes que nunca he dejado de ser romántico y me gusta porque, a pesar de mis fantasías infantiles, no quiero que se pierda ese deseo de disfrutar algún día un amor verdadero. Ese amor estrafalario que no tenga límites, ni razón, ni se piense mucho, para que no me de miedo de sentirlo. No quiero ser la continuación de aquellos que corren detrás del amor que al encontrarlo les da terror enomorarse. Estoy comenzando a creer que el final del cuento, es que no amamos; tratamos, pero no lo logramos. Tan es así. que confundimos amor con pasión y cuando ésta desaparece, aparece la costumbre. Y no hay cosa que humille y destruya tanto al amor que la costumbre.

Te pido que nunca permitas que deje de sentir, sería un esclavo de la mentira y no le veo sentido a una existencia tan falsa. Quiero conocer seres que vivan y no le tengan miedo a volar. Quiero estrechar las manos de humanos dispuestos a ser auténticos con su esencia, siendo humildes aceptando que llorar es tan necesario como reir  Conocer al ser que deje un instante las palabras de lado y que sus acciones me hagan sentir que hizo algo por ambos. Sencillamente, esa persona que alimente compañía y no haga más hondo el vacío.

Amada Luna, ¿imaginas ese día dónde los seres no tengan miedo de dar y que yo no tenga miedo de darles lo que también ando buscando, el amor?

Te amo Luna...

4 comentarios:

  1. Que bueno es leerlo nuevamente.

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  2. Gracias mi querido Ricardo por dedicarte a escribir sobre el amor. Dedicar una parte de la vida a motivarnos para que nos amemos un poquito más y mejor es una maravillosa elección de vida.

    A pesar de que, efectivamente, el amor muchas veces choca con nuestra realidad humana (indolente y egoísta por momentos) estoy convencida de que amar es en realidad el verdadero sentido de nuestra existencia.

    Sin embargo, creo que el amor romántico (el sentimiento en estado puro) requiere de afinidad existencial/esencial y circunstancial.

    Compartir esencia supone que se decodifica la vida o se leen sus fenómenos con lentes parecidos o complementarios (que no chocan o más bien fluyen) y la afinidad circunstancial supone estar (y decidir estar) en el momento de evolución correcto. A veces el amor nos llega cuando nos falta recorrido o cuando no somos capaces de tomar las decisiones transformadoras que serán necesarias para vivirlo (ergo: cuando no estamos preparados en nuestra propia circunstancia).

    Creo que el amor romántico necesita de esas dos cosas como mínimo. A manera de una red de soporte y refuerzo. De lo contrario, muere. Lo sé por experiencia propia.

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  3. Hola Ricardo, yo si creo en ese amor genuino del que hablas y si creo que amamos, caemos en rutina,la misma vida nos da un sacudon para reacomodarnos y luego seguimos amando, porque el amor viene del alma y tu decides a quien entregarselo, el amor es individual para compartirlo con quien sea afin con nosotros. Entregamos, ganamos, perdemos y el amor sigue intacto.

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  4. He leido tres veces éste encantador escrito porque me siento identificado con él. Sr. Ricardo muchas gracias por su sensibilidad que no tiene inconveniente en expresarlo abiertamente. Es obvio, que es una manifestación de una realidad humana. Gracias.

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