viernes, 19 de agosto de 2016

Mi historia

Mi historia, esa historia que se supone es la vivida, está disfrazada de muchas historias que para nada son mías y se repiten, una y mil veces, en los habitantes de éste planeta. Si soy franco y honesto conmigo mismo, es decir con mi verdad, estaría revisando recuerdos, cuentos, caídas y levantadas, rechazos y aceptaciones, llegando a la conclusión de que, a éstas alturas, no me gusta como soy.

Ya me fastidia ese personaje afanado en mentir para ser bien visto por los demás pero tengo que aceptarlo, ya que no me queda otra, para no experimentar el dolor de ese individuo atrapado en las tinieblas de dos realidades, la que dicta el mundo y la realidad de mi mundo.

Siempre he sospechado que en mi espalda y escondido hasta en mis secretos, se encuentra uno de esos amores de la vida que desde mi infancia me avisa  "hijo tú eres mío. siempre viviré para ti. Cuando seas grande quiero,,,,".  Es obvio que fueron unas palabras atiborradas de amor que abierta o solapadamente persisten alertando que ni se me ocurra pensar en mí, porque hacerlo sería un acto de desobediencia castigado por la culpa.

Por todos lados veo un fantasma vigilante puesto a dispararme cuando intento evadir el compromiso con los demás mortales y por negarme a ser condenado  por tener secretos con mi esencia. Es el fantasma que siempre inventa un cuento que embriaga el intento de iniciar esa historia carente de apegos y compromisos, es decir, la historia sin miedo. Es la sombra que no ha permitido ser diferente porque lo normal es que sea igual.

Desde hace rato me arropo de cosas tontas, intrascendentes, de fachadas que entusiasman el vecindario con ese discurso de saberlo todo pero, en el menor descuido de la lógica y de las formas, se deja al descubierto un niño sensible que no maduró como artista con ganas de escribir, de cantar o de pintar, por creer estar a expensas de lo cursi. Aterrado de las carcajadas ajenas y, lo peor, sin un escenario donde se esculpe la belleza que hay aquí adentro.

Se te quiere




2 comentarios:

  1. Hola Ricardo, bella e intensa esta historia, de lucha con la realidad y nuestro mundo interior, mas cuando sentimos que no pertenecemos a este mundo y que por algo estamos aqui, quizas para acomodar el pedacito que nos corresponde, o quizas para ser mejor seres espirituales, de ti aprendi de alguna manera que debemos resguardar nuestra esencia, esa que nos da la tranquilidad a nuestra alma, esa que aunque fisicamente estemos solo y haciendo esfuerzo por la carga tan pesada, el alma esta alimentada, esta llena y creo que es un buen estado, tambien aprendi que no somos monedita de oro para que todos nos acepten y que es suficiente por ser aceptados por nosotros mismos conscientes de nuestro fortalezas y debilidades en un estado que yo llamaria muy puro y lleno de humildad espiritual. Tengo tanto que agradecerte. Con la precencia y ayuda de Dios y tu sabiduria haz hecho maravillas en mi.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. mucha gracias Gandy por éste escrito. Cuando llega a nuestra vida ese ser que nos ayuda es porque estamos preparados para oirnos y sentirnos nosotros mismos. Nadie evoluciona dando la espalda a la realidad, nadie. Para conocer a Dios hay que transitar por el mundo del infierno. Lo otro es un espejismo que tarde o temprano nos aniquila como seres humanos...gracias.

      Eliminar